1
de febrero de 1901.-
Otra
vez de vuelta al motel. Con una pequeña gratificación económica he
logrado que la usurera que regenta el motel me de la misma habitación
del año pasado.
Me
ha costado trabajo encontrar a los empleados, debido a las
vacaciones, y he tardado más tiempo del que pensé pero lo he
logrado.
Por
lo que me dijeron casi nadie vio nada extraño, pero lo que sí
pudieron decirme es que alguien se acercó a Gety, la cocinera, para
preguntarle cosas acerca de mis padres. Ella, prudente como suele
ser, sospechó de esa persona y no le contestó ninguna de las
preguntas que le hizo.
Por
la descripción que Gety hizo de él, era un hombre de piel blanca,
de mediana edad, medio moreno, de ojos claros, algo bajito de
estatura y con voz grave. Algo es algo. Al parecer también se acercó
a Rudiger, el asistente de mi padre. Esta vez el tipo quería saber
acerca del trabajo de mi padre como asesor financiero. El bueno de
Rudy sólo le dijo que mi padre trabajaba en el despacho que tenía
en casa. Al parecer eso fue más que suficiente.
Investigué
a la persona descrita por los empleados de mis padres. El tipo es el
misterio en persona. No tiene familia, ni una identidad verificable,
y en cuanto a su empleo... sospecho que es un informador (una persona
a la que otros recurren para conseguir la información que no logran
encontrar por otros medios).
Cuando
estaba leyendo por segunda o tercera vez los Anales Familiares uno de
los “ancianos” se me acercó. Al parecer sabían que “Gema De
Sangre” había sido robada y que yo estaba buscando al ladrón y al
collar. Me advirtió que tuviera cuidado. Según él, los Anales
poseen muchas lagunas.
Por
ejemplo no dicen que tiene que ver el cetro perdido con la petición
que el hijo de aquel líder tribal le hizo a su padre o de quien era
la muchacha de la que se enamoró el joven. Tampoco hablan de las
consecuencias que podría tener que el cetro fuese encontrado y
restaurado, ni del precio que exige este cuando se le pide un deseo.
El
”anciano” me aconsejó tratar el asunto con la máxima prudencia
pues se trata de un objeto muy peligroso, sobre todo si llega a caer
en manos equivocadas.
Se
trata de un objeto legendario y mítico, como el cáliz que Cristo
usó en La Ultima Cena solo que con el poder de hacer realidad
cualquier deseo.
La
conversación con el “anciano” me dio a entender que el ladrón:
a)
Sabía lo que hacía y está buscando el cetro para restaurarlo y
pedirle su deseo.
b)
Es un buscador de tesoros que no conoce el terreno que está pisando,
o puede que sí lo conozca.
c)
Solo busca hacer dinero vendiendo una joya robada.
La
opción a plantea la posibilidad de un ladrón ambicioso y, puede que
con conocimientos de ocultismo y quien sabe si también de magia
negra.
Las
opciones b y c hablan de alguien que sólo busca hacer una pequeña
fortuna y según la opción b puede que algo de gloria y fama por
haber encontrado un objeto tan valioso desde el punto de vista
histórico y arqueológico.
Esto
varía mi primera teoría del robo por dinero. Ahora cabe la
posibilidad de que el ladrón esté buscando algo más que el simple
dinero.
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